Manuela Cañizares una patriota, es una figura que, gracias a su
entusiasmo y valerosa ayuda, se realizó en su casa la reunión para planificar
la revolución de la libertad y dar el Primer Grito de la Independencia
de América.
Y con esa vocación de patriota, fragua ardiente de civismo, amó al Dr.
Rodríguez de Quiroga, valor y nervio de esta gesta libertaria, que el 2 de
agosto de 1810 vertió su nobilísima sangre junto con las vidas de más de 80
quiteños.
En la noche del 9 de agosto de 1809, los próceres quiteños se reunieron
en la casa de doña Manuela Cañizares, para tratar un golpe revolucionario
fijado para el 10 de agosto.
Los patriotas se constituyeron en asamblea y procedieron a la
organización de una Junta Soberana de Gobierno; luego de mucho discutir sobre
el golpe revolucionario, los comprometidos no llegaron a un acuerdo, por lo que
algunos empezaron a abandonar el local de dicha reunión, decepcionados por la
falta de unidad de criterios.
Entonces es cuando Manuela Cañizares, indignada toma su puñal en la mano
y se para en la puerta de su casa, para evitar que los comprometidos abandonen
el lugar hasta no declarar su decisión firme; venciendo sus temores por los que
estaban a punto de dar pie atrás, momentos antes del viernes 10 de agosto de
1809.
Los patriotas dominados por la actitud de tan espartana mujer, vuelven a
reunirse en la sala y deciden lanzar el grito de independencia en la alborada
del siguiente día 10 de agosto de 1809.
Después de la matanza del 2 de Agosto de 1810, los españoles publicaron
una larga lista de los sujetos que faltan de apresar y son comprometidos en la
revolución de 1809.
En la lista se encontraba el nombre de doña Manuela Cañizares, pero con
inteligente actuación evadió su captura, huyendo a la provincia de Cotopaxi. En
el año 1812, contrajo matrimonio con el Corregidor de Latacunga; y más tarde
falleció y fue enterrada en Pujilí.
Manuela Cañizares, se distinguió como mujer de indiscutible valía dentro
del contexto de las figuras importantes del Ecuador; como ejemplo de
patriotismo, de amor al pueblo, de luchadora infatigable por sus
reivindicaciones y legítimos derechos; en sus 39 años de edad hizo
demostraciones de servicio a su pueblo con fe y esperanza de un nuevo amanecer
con el sol diáfano de victoria; fue capaz de romper esas cadenas que ataban a
los criollos y a los indios, en lo económico, político y social, sumiéndose en
la más humillante servidumbre.
Doña Manuela fue poseedora de un gran valor, talento original, cultura
elevada para aquella época, en la que la mayoría de las mujeres eran ajenas a
las inquietudes culturales; le permitieron rolar con la flor y nata de la
intelectualidad criolla. Mujer del pueblo de donde nació para entregarse a la
causa sublime de la libertad; luego vendrían Junín y Ayacucho, como conquista y
consolidación de los ideales de la gesta del 10 de Agosto de 1809.
De su testamento, fechado el 27 de agosto de 1814, se desprende que sus
últimos días los pasó víctima de las secuelas de un accidente, que era soltera,
sin hijos y que se ganaba la vida haciendo encajes, prestando dinero a interés
y alquilando ciertos trajes que se utilizaban para fiestas, pero que también
tenía una finca en la que criaba ganado.
Los historiadores presumen que murió meses después de hacer su
testamento, en 1814. Sobre su muerte, el historiador José Dolores Monsalve
señala que ocurrió estando asilada en el convento de Santa Clara de Quito.
Otros historiadores señalan que murió escondida, en el Valle de los Chillos.
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