Las necesidades económicas nunca
se hacen esperar, tal vez por el mundo en que vivimos y en que la misma
sociedad las inventa.
Para ello, el sueño de un buen trabajo, negocio o sueldo es el imperante en la vida de cualquier persona. Para Luis Rolando Mosquera López también lo fue. Desde su juventud, esos anhelos se encontraban en estado urgente de la mano por el gusto por las computadoras. La mejor inversión era un centro de cómputo en este mundo tecnificado.
Para ello, el sueño de un buen trabajo, negocio o sueldo es el imperante en la vida de cualquier persona. Para Luis Rolando Mosquera López también lo fue. Desde su juventud, esos anhelos se encontraban en estado urgente de la mano por el gusto por las computadoras. La mejor inversión era un centro de cómputo en este mundo tecnificado.
Las dudas y las preocupaciones eran permanentes. ¿Cómo me
irá? ¿Venderé? ¿Tendré clientes? Se preguntaba Luis en sus primeros días. La
buena atención y el servicio de primera fue el gancho para crear clientes. El
camino, sin duda, era difícil de recorrerlo pues todo el mundo parecía en su
contra.
Conjugar el rol de estudiante de
Ingeniería de Sistemas en la UTA y el ser el pequeño empresario del sector era
una tarea difícil, pues el tiempo parecía corto ante las ocupaciones entre
deberes y la atención al público. Día tras día, el tiempo se iba moldeando ante estas circunstancias y el dueño de la computadora
de la esquina, se fue convirtiendo en el administrador de diferentes sucursales
del MASTERCOM.
La competencia siempre va a ser
un problema cuando se trata de negocios y aún más, cuando los mismos amigos
pasan a ser parte de ella. Bajos precios y mal servicio era la característica
de esos nuevos centros de cómputo de los alrededores, pero Luis continuaba con
sus clientes.
En la actualidad mantengo los dos locales estables, con clientes fijos,
con ingresos seguros. El un local cuenta con 30 computadoras, el otro con 15
máquinas, aparte mercadería en stock, suministros, etc. Doy gracias a Dios
porque me ha ido muy bien en la vida, y hoy tengo un patrimonio de 200 mil
dólares, manifiesta Luis.
Hoy, gracias al esfuerzo de cada
día y como fruto de sus buenas inversiones, este joven emprendedor ha cumplido
el sueño de miles de jóvenes. Tener la posibilidad económica de auto sustento,
de gozar de la vida sin preocupaciones y con muchas comodidades.
Johana Estefanía Duche
Lisseth Villacrés
Lisseth Villacrés
Alexandra Azanza
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