El alcoholismo es un padecimiento que genera una
fuerte necesidad de ingerir alcohol, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestada
a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su
ingesta. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo, el
cual va en aumento a medida que se desarrolla tolerancia a esta droga
Hasta el momento no existe una causa común, aunque
varios factores pueden desempeñar un papel importante en su desarrollo. Las
evidencias muestran que quien tiene un padre o una madre con alcoholismo tiene
mayor probabilidad de adquirir esta enfermedad, una puede ser el estrés o los
problemas que tiene la persona que lo ingiere.
Algunos otros factores asociados a este padecimiento
son la necesidad de aliviar la ansiedad, conflicto en relaciones
interpersonales, depresión, baja autoestima y aceptación social del consumo de
alcohol.
EXISTEN DOS TIPOS DE
ALCOHOLISMO
Tipo I: es característico de personas adultas, las cuales pueden
tener una etapa de grandes ingestas puntuales separadas por tiempos de abstemia
pero que sin embargo van siendo más pequeños hasta poder alcanzar una gran
dependencia, acompañada progresivamente por el desarrollo de enfermedades
hepáticas.
Tipo II: se desarrolla en hombres durante la adolescencia y
está asociado a menudo a un historial violento y arresto policial. No se
caracteriza por un aumento progresivo del consumo de alcohol. Algunos estudios
han determinado una menor expresión de la enzima monoamino oxidasa en este
grupo, lo que se ha correlacionado con una menor producción de serotonina
(relajación y activación del sistema nervioso simpático) en el sistema nervioso
central.
EL IMPACTO EN LA SOCIEDAD
El alcoholismo supone un serio riesgo para la salud
que a menudo conlleva el riesgo de una muerte prematura como consecuencia de
afecciones de tipo hepática como la cirrosis hepática, hemorragias internas,
intoxicación alcohólica, hepatocarcinoma, accidentes o suicidio.
El alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida
en un periodo determinado: personas afectadas por esta enfermedad pueden seguir
patrones muy diferentes de comportamiento, existiendo tanto alcohólicos que
consumen a diario, como alcohólicos que beben semanalmente, mensualmente, o sin
una periodicidad fija. Si bien el proceso degenerativo tiende a acortar los
plazos entre cada ingesta.
El consumo excesivo y prolongado de esta sustancia va
obligando al organismo a necesitar o requerir cantidades crecientes para sentir
los mismos efectos, a esto se le llama "tolerancia aumentada" y
desencadena un mecanismo adaptativo del cuerpo hasta que llega a un límite en
el que se invierte la supuesta resistencia y entonces "asimila
menos", por eso tolerar más alcohol es en sí un riesgo de alcoholización
0 comentarios:
Publicar un comentario