El 1 de octubre de 1930 ingresa al Seminario Mayor San José de
Quito para estudiar Filosofía y Teología y el 4 de junio de 1936, es ordenado
sacerdote. Aprendió de sus padres el amor a los pobres. “El 26 de mayo de 1954
se consagró Obispo de la diócesis de Bolívar (provincia del Chimborazo y
Bolívar), designación hecha por el Papa Pío XII.
Al llegar a Riobamba, avizoró los graves problemas de los
campesinos chimborasenses; pues, Mons. Proaño, el Obispo del Indio, su hermano
y amigo se entregó por entero a estudiar sus problemas y buscar soluciones
adecuadas.
En 1956, siete años antes de que se promulgara la primera ley de
Reforma Agraria, Monseñor Leonidas Proaño, al constatar, por un lado, que la
Diócesis que dirigía era propietaria de extensas propiedades, y por otro, la
situación en la que sobrevivían los indígenas por el despojo de sus tierras,
proyecta la entrega de haciendas de la iglesia a los indígenas.
“No se trata de dar una cuadrita a cada individuo. Quiero que la
parcelación se efectúe entre cooperativas para que sea de provecho”. De esta
manera la iglesia de Riobamba se anticipó al Estado.
En esta diócesis trabajó incansablemente, con decisión y
dinamismo, durante 31 años, separándose de la misma por límite de edad a los 75
años, luego de dejar en el corazón de los campesinos y sus hermanos que lo
comprendieron y admiraron, huellas imborrables de una obra redentora, a luz del
Evangelio.
Al final de sus días dirá: estoy convencido de que Dios me ha
escogido para cumplir esta misión de contribuir a la liberación del pueblo
indígena desde mi puesto de sacerdote y obispo de la Iglesia Católica.
En
1986 recibe el Premio Rothko por la Paz (Houston-EEUU), y en 1988, el Premio
Bruno Kreiski (Austria) por la defensa de los Derechos Humanos. Antes de su
muerte crea la Fundación Pueblo Indio del Ecuador. Muere el 31 de agosto de
1988 en Quito.
0 comentarios:
Publicar un comentario